El Llantén, es una planta medicinal perenne también llamada “Plantago” que podemos encontrar con mucha facilidad en Europa y en América. Su nombre proviene del latín y significa “forma de pie”, por ser sus hojas alargadas y asemejarse a la forma de un pie.
Esta planta cuenta con características similares a la del diente de león y si bien su forma más habitual de incorporar sus propiedades es a través de las infusiones, también podemos incluir sus hojas en platos como sopas o guisos al igual que podemos preparar ensaladas u otros platos fríos.
Sus propiedades curativas se deben a que contiene gran cantidad de fibra, flavonoides y otros nutrientes que resultan sumamente beneficiosos para la salud.
Los flavonoides son muy útiles porque actúan como antioxidantes. Entre los ácidos que encontramos en el llantén, podemos contar el ácido oleanólico, ácido salicílico, ácido cafeico y ácido cítrico. Esta planta contiene grandes cantidades de agua y azúcares como sacarosa y fructosa.
Las proteínas se concentran principalmente en las semillas y entre las vitaminas que aporta, podemos sumar vitaminas C, vitamina B1 y vitamina K. También contiene altas dosis de betacaroteno y minerales como calcio, silicio, zinc, magnesio y manganeso.